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PES son mis iniciales y a la vez significan Percepción Extra Sensorial...¡causalidades de la vida!

jueves, 12 de diciembre de 2013

Karma y Darma


Karma es una palabra bastante utilizada en la cultura occidental. Sin embargo, el concepto detrás de la palabra es raramente entendido. Generalmente se le da un sentido de castigo cuando es solo un aprendizaje. No puedo pensar en un ser Superior que vaya cobrando deudas a personas que son "amnésicas" de lo acontecido en otra vida. Y claramente esto va de la mano con la idea de reencarnación.

En el budismo encuentro coherencia entre mi visión del karma y cómo ellos lo definen dicen que, todos podemos generar karma con pensamiento, palabra o acción. Es una ley natural que no necesita de un ser superior o de la intervención divina para imponerla. En este sentido, el karma no es un castigo, ni puede interferir con nuestra próxima vida. Cada individuo tiene el poder y la responsabilidad de moldear su vida presente o futura de acuerdo a sus acciones, y puede cambiar el proceso kármico en cualquier momento. El Budismo pone mayor énfasis en la intención de la acción que en la acción misma.

La ley del karma dice que para cada acción, existe una consecuencia; para cada causa, hay un efecto; todo lo que se envía al Universo, regresa a nosotros tarde o temprano. El karma de una persona – o un colectivo - se puede manifestar durante un ciclo de la rueda de la vida o samsara, o durante el siguiente – durante esta vida, o la próxima como es una tarea se debe hacer. Yo pienso de verdad que es solo en esta vida, se van moviendo las energías y eso produce una respuesta inmediata.

En el proceso de nacer una y otra vez, en situaciones diferentes cada vez, se nos otorga la oportunidad de superar y aprender lecciones y la manera en que asumimos estos retos, define nuestro karma para nuestro presente y futuro. Entre mejores sean nuestras acciones, más podemos avanzar en la rueda de la vida. A medida que avanzamos, vamos limpiando o quemando el karma y alcanzando la iluminación – el momento en que nos elevamos por encima del plano físico y ya no hay necesidad de reencarnar en la tierra. Este proceso puede ser en muchísimas vidas o en algunas vidas que igual no son pocas.

Debemos tener en cuenta que en este plano físico, que llega hasta la cuarta dimensión (ya hablaremos de las dimensiones en otra nota), existen diferentes tipos de leyes que debemos cumplir, tribunales y jueces que se encargan de velar porque se cumplan las leyes y castigar al que las viole, también encontramos en la quinta dimensión de la naturaleza, en la constelación de libra, El Tribunal de la Justicia divina dicen algunos, encargado de administrar el karma y el dharma a la humanidad, e indicarnos a través de los mensajeros divinos, la línea de conducta que debemos observar para equilibrar nuestra balanza interior, así como los requisitos que debemos cumplir para alcanzar la realización o perfección, que es la razón fundamental por la cual nos encontramos en el planeta tierra.

La Ley del Karma es aquella ley que ajusta sabia e inteligentemente  el efecto a su causa. EL karma es una ley de compensación y no de venganza. Cuando la Ley Cósmica le va a cobrar a alguna persona un karma, primero la somete a un juicio interno. Si tiene dharma, es decir, si ha hecho buenas obras,  no sufre ningún padecimiento, pero si no tiene capital cósmico, paga. La Ley cobra a cada quien según sus faltas, para mí en el aquí y el ahora, y tiene el individuo que tomar consciencia de sus errores.

A la Justicia Cósmica podemos compararla con un gran banco.

El Dharma


Darma o dharma es una palabra en sánscrito que quiere decir “proteger” o “guardar”. En el Budismo, es generalmente usada para señalar las enseñanzas del Buda y el camino acertado para llegar a la iluminación. En Hinduismo, dharma es interpretado como una buena acción, virtud o deber superior.

En general, dharma es todo aquello que guarda o protege el bienestar individual y colectivo y es el camino al Nirvana o cielo.

Tanto en el Hinduismo como en el Budismo, dharma está asociado con el concepto de karma – la ley de causa y efecto.

Para lograr un ‘buen karma’ es necesario vivir de acuerdo al dharma, es decir, actuando correctamente y siguiendo las enseñanzas espirituales más elevadas. Toda acción que beneficie al individuo, a quienes lo rodean y a la humanidad en general, es considerado dharma y generará buen karma.

El dharma tiene el poder de balancear y borrar el mal karma acumulado, y en ese sentido afecta nuestro futuro inmediato al igual que próximas vidas.

Para acumular buen karma, el individuo debe seguir el camino del dharma que implica virtudes como pureza, compasión, honestidad o verdad y austeridad. Una vida que vaya en contra de estos preceptos, se considera adharmica. El adharma se basa principalmente en tres vicios – el orgullo, promiscuidad o violencia física e intoxicación.

En Hinduismo, el Manusmriti (las leyes de Manu) dicen que existen 10 reglas para cultivar dharma. Estas son el perdón, la paciencia, el control del cuerpo y la mente, la honestidad, la santidad, la lógica, el control de los sentidos, la verdad, el conocimiento y la ausencia de rabia.

Al final, la experiencia de ser humano implica tener la libre opción de actuar de acuerdo a nuestras virtudes o defectos. Es esta decisión la que generará buen o mal karma en nuestras vidas y nos ayudará a avanzar en el camino espiritual hacia la iluminación o a quedarnos estancados en existencias humanas una y otra vez, hasta que superemos la prueba.

En la ley kármica nada está ya determinado y en cualquier momento, por mucho mal karma que tengamos acumulado de esta y otras vidas, podemos balancear la cuenta obrando de acuerdo al dharma. El poder está en nuestras manos y a cada momento forjamos el presente y futuro con nuestros pensamientos y acciones.

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