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este rincón nace de mi inquietud personal de compartir lo que sé con quienes quieran seguirlo.
PES son mis iniciales y a la vez significan Percepción Extra Sensorial...¡causalidades de la vida!

jueves, 26 de mayo de 2016

La sexualidad, realidad humana

Se dice que la energía en estado puro, o sea en otras dimensiones es asexuada.
Se supone que los habitantes de otras civilizaciones del Universo, tienen otra forma de relacionarse y reproducirse.
Sí, puede ser, pero son especulaciones sin pruebas fehacientes.
Nuestra forma de existencia sí tiene sexualidad, como humanos somos sexuales.
Cuando nuestro SER, el espíritu, llega a la Tierra, se adapta a una serie de acuerdos colectivos y acepta expresamente un cuerpo con la identidad de un sexo u otro como vehículo que le permita vivir la realidad física.
Nuestro ser espiritual se conforma con cualquier marco del tiempo gracias a la impronta celeste que recibe nuestro cuerpo a la hora de nacer, lo que incluye también un sistema de creencias colectivas de la cultura en particular, además de las creencias genéticas de la familia y de la comunidad local a la que nos incorporamos.
Las emociones son expresiones individuales y únicas de interpretación de las percepciones de la realidad. La inteligencia emocional, que puede ser uno de los aspectos más difíciles de la realidad física que deben dominarse, se aprende y se desarrolla gracias a la responsabilidad y la fiabilidad.
El mayor reto para un equilibrio emocional es la energía sexual, tal vez la energía más difícil y más peligrosa para entender, porque el poder del sexo puede crear vida, pero también puede destruirla. Como contribución a la sanación a lo largo de las líneas del tiempo, una exploración abierta y honesta de la energía sexual con respeto a lo que es y cómo la utilizamos puede contribuir a restaurar lodo aquello que es sagrado y que falta en nuestra vida.
El sexo es un intercambio, una danza de energías, un punto de encuentro que lleva en sí pasión, romance, confianza, placer, diversión, compartir, satisfacción y alegría que da sentido a la vida.
La llama que enciende a la atracción sexual es misteriosa, dependerá de lo dispuestos que estén dos seres a compartir su intimidad, así como también de los tabúes impuestos por la educación y, en algunos casos, de las creencias en que se han formado.
Si se logra una sexualidad sana se establecen puentes con las líneas del tiempo, y las sensaciones amorosas pueden llegar a despertar una sensación de conocerse más allá del momento que se vive con la persona que se comparte, por ello es válido pensar que una relación sexual no ocurre al azar, y se atrae a quien ha estado ligado a otro tiempo con uno para aprender lo que quedó pendiente en otro tiempo, en otra realidad.
No siempre dos seres se unen para procrear, aunque es a todo nivel de la creación terrena el objetivo básico.
La atracción sexual es casi un despertar de la telepatía que permite reconocer el nivel de disponibilidad de uno y otro, en una frecuencia no perceptible pero que existe. El sexo está relacionado en principio con una atracción a la que llamamos “química”, luego entran las emociones y los intereses comunes para que se dé un crecimiento personal a través de la relación.
Es primordial valorarse lo suficiente para atraer a quien nos valore igual, la calidad del amor que se reciba será proporcional al que uno se tiene; no hay que olvidar que en el acto sexual se produce un intercambio de energías, y que estas a la vez interactúan con los chakras, además que en el éxtasis se logra una conexión con la psiquis de la pareja.
Si la pareja considera que una vida sexual satisfactoria forma parte de una relación personal exitosa, entonces la exploración de la energía sexual aportará todas las lecciones y pruebas necesarias para que comprendan que el sexo abre las puertas de la conciencia espiritual, donde las cualidades del amor, de la confianza, del respeto, de la autonomía y de la admiración mutua se ven incrementadas.
Reír juntos es una señal de que la relación va bien. Esto es, desde la perspectiva del poder recuperado, porque el sexo es una diversión sagrada y maravillosamente divina; es una actividad natural que aporta vigor, estimula y ofrece placer mental, físico y emocional y. además, favorece una conexión con la mente cósmica. La expresión sexual es esencial para una salud radiante y para el bienestar, sobre todo cuando existe autenticidad, confianza y amor, ya que supone una conexión personal con el cosmos, puesto que se abren puertas que permiten vislumbrar los misterios sagrados del multiuniverso.
La energía sexual es una energía psíquica y, cuando se practica el sexo con alguien, se adopta, literalmente, el campo energético de la pareja. Cuando dos personas se unen y siguen juntas durante cierto periodo de tiempo, puede que se tornen muy telepáticos; a veces incluso pueden leer la mente del otro. En la confianza y la familiaridad de una relación a largo plazo, la intimidad sexual crea una estructura psíquica poderosa; es como limpiar los caminos que se adentran cada vez más en un bosque mágico.
Las hormonas de la felicidad celebran un rito para mantener una vibración de gozo amoroso. El amor y el éxtasis que se experimenta con otra persona crean una química sexual importante y. si no se produjera esta seducción de hormonas geniales, resultaría mucho más fácil dar la espalda a cualquier relación personal con todas las complejidades que supone.

“En astrología, la pareja y el matrimonio son gobernados por el equilibrio y la belleza de Libra, mientras que la energía sexual con sus aspectos profundos de transformación se adjudica a Escorpio y Plutón. con toda la razón del mundo (la energía sexual hurga en la psique para rebuscar viejos temas no resueltos). La actividad sexual arranca secretos y temas relacionados con el poder y puede que existan tiempos en los que los descubrimientos parecen oscuros y amenazantes.”

Es posible que en una relación sexual aparezcan todos nuestros miedos emocionales, pero a la vez es la oportunidad para trabajarlos y superarlos, ya que abrimos nuestro lugar íntimo y sagrado, lo que nos pone más vulnerables pero, a la vez mientras  más nos entregamos a la actividad sexual, las emociones implícitas en ella amplifican nuestros pensamientos activando el intelecto, y aquí vuelvo sobre el tema telepatía, independiente de que esté o no comprobado, pues es a través de ella que el “saber” individual se comparte y eleva, así pues no se puede mantener una relación sin involucrarse emocional y psíquicamente.
Es posible en la inmadurez juvenil tener sexo casi por diversión, pero eso se modifica porque es casi como una tormenta de verano.

Hay que valorar las experiencias sexuales, aunque haya algunas difíciles de aceptar, todas nos ayudan a conocernos!