BRUJA por siempre!
Para ser Princesa hay que ser desvalida, hay que esperar que te ayude un hada madrina, que venga un príncipe encantado a salvarte, que puedas tener una malvada madrastra (la tuve) que te haga la vida a cuadritos.
Nunca enfrentas la realidad, no estás preparada para el infortunio, te asustan las tormentas, eres modosita y sonríes bobalicona con cada cosa que te dice el Príncipe mientras bailas un vals interminable.
No sabes de aventuras, te evitan las equivocaciones.
No sabes discutir, te cuesta opinar en contra de otros.
Siempre damita, siempre femenina!
Crees que después de casarte todo será mágico y serás feliz y comerás perdices!
¡Pobres perdices son tan bonitas e ingenuas, como la Princesa!
Vives en una torre de doradas almenas y no sabes nada de la vida.
BRUJA porque tomo mi escoba, salgo a buscar al hombre que no sea un cursi Príncipe y a veces, hasta feo como Carlos de Inglaterra, si lo encuentro paso una velada intensa con él y si se mantiene…¡genial!, si no habrá otro en el inmenso orbe.
Vivo la noche, duermo las mañanas.
Puedo salvarme sola.
Puedo ser amiga de los atardeceres y las noches sin temores, y a la luz salir fortalecida por conocerme a mí misma más de lo que nadie puede conocerme.
No le temo a los dragones ni a los monstruos, más bien ellos arrancan de mí.
Cambio el hada madrina por otras amigas brujas!
No quiero evitar el sufrimiento, desde ahí se aprende y se crece.
No quiero un hombre perfecto, cambio a un príncipe por uno del vulgo, uno que me ame como soy y no como una aleve princesa, que sea lo suficientemente inteligente como para elegir una bruja y no una zorra tampoco, quiero uno con el cuál compartir sueños, discutir temas, a veces odiarnos para luego amarnos a profundis.
O sea nada de Princesa ajena a la realidad, NO!
Para ser Princesa hay que ser desvalida, hay que esperar que te ayude un hada madrina, que venga un príncipe encantado a salvarte, que puedas tener una malvada madrastra (la tuve) que te haga la vida a cuadritos.
Nunca enfrentas la realidad, no estás preparada para el infortunio, te asustan las tormentas, eres modosita y sonríes bobalicona con cada cosa que te dice el Príncipe mientras bailas un vals interminable.
No sabes de aventuras, te evitan las equivocaciones.
No sabes discutir, te cuesta opinar en contra de otros.
Siempre damita, siempre femenina!
Crees que después de casarte todo será mágico y serás feliz y comerás perdices!
¡Pobres perdices son tan bonitas e ingenuas, como la Princesa!
Vives en una torre de doradas almenas y no sabes nada de la vida.
BRUJA porque tomo mi escoba, salgo a buscar al hombre que no sea un cursi Príncipe y a veces, hasta feo como Carlos de Inglaterra, si lo encuentro paso una velada intensa con él y si se mantiene…¡genial!, si no habrá otro en el inmenso orbe.
Vivo la noche, duermo las mañanas.
Puedo salvarme sola.
Puedo ser amiga de los atardeceres y las noches sin temores, y a la luz salir fortalecida por conocerme a mí misma más de lo que nadie puede conocerme.
No le temo a los dragones ni a los monstruos, más bien ellos arrancan de mí.
Cambio el hada madrina por otras amigas brujas!
No quiero evitar el sufrimiento, desde ahí se aprende y se crece.
No quiero un hombre perfecto, cambio a un príncipe por uno del vulgo, uno que me ame como soy y no como una aleve princesa, que sea lo suficientemente inteligente como para elegir una bruja y no una zorra tampoco, quiero uno con el cuál compartir sueños, discutir temas, a veces odiarnos para luego amarnos a profundis.
O sea nada de Princesa ajena a la realidad, NO!
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